viernes, 13 de mayo de 2011

Michelangelo Antonioni


Los años 50 marcan, para el neorrealismo, el principio del fin. En parte por la recuperación económica, la llegada al poder de la democracia cristiana, el boom industrial italiano de posguerra… por lo que el contexto social que dio lugar a este género va desapareciendo gradualmente.

La película que marca el comienzo del fin de este género, al menos en sus planteamientos más puros, es “Umberto D”  la cual vierte una mirada muy pesimista de la realidad social, reflejando la mejora económica de la clase alta que vive ajena a la miseria de las clases más bajas.

Con “Umberto D” se clausura una manera de hacer cine, pero deja la herencia de una serie de recursos gráficos que heredaran las corrientes venideras.
Uno de estos recursos es la introducción de los “tiempos muertos cotidianos” (en el día a día de una persona solo algunas horas son realmente entretenidas). Antonioni introdujo en sus filmes estos tiempos muertos, que no cumplen ninguna función narrativa.

En este contexto, Antonioni se plantea una superación del modelo neorrealista a partir de una fórmula de interiorización de la poética neorrealista. En una entrevista dice que prefiere prescindir de la bici (El Ladrón de Bicicletas). Una metáfora con la que se refiere a que el contexto ya no es el que impulso el nacimiento del neorrealismo. “Ahora que la posguerra ya ha pasado, me interesa superar ese modelo”.

Antonioni se convierte en heredero y a la vez renovador del lenguaje neorrealista.
Pertenece a una generación de directores italianos que proponen lenguajes cinematográficos muy diversos.
Se suele hablar del 60 como punto de inflexión muy importante en el cine italiano ya que se estrenaron 3 películas emblemáticas: “Rocco y sus hermanos” de Visconti; “La Dolce Vita” de Fellini y “La Aventura” de Antonioni.

Con “La Aventura”, supuso un giro importante en la carrera de Antonioni. además estamos ante la película que le lanza a la fama.
El rodaje fue muy accidentado: el producto desertó, en su presentación en Cannes fue abucheada por el público pero aun así, ganó el Cipresti y el premio especial del jurado.

La Notte (1961)
“La Aventura” abre una tetralogía sobre los sentimientos y la soledad.
A ésta le seguirían “La Notte” (1961), que recibió el Cipresti y el Oso De Oro en la Berlinale; “L’Eclipse” (1962) premio especial del jurado en Cannes; y “Desierto Rojo” (1964), su primera película en color, más poética que prosaica, que ganó el León de Oro en la Mostra.
A esta tetralogía le une una débil trama argumental muy minimalista que sirve de excusa a sus famosos tiempos muertos.

“Blow Up” (1967) marca un cambio de ritmo en su filmografía. En la anterior tetralogía, se centra en los personajes femeninos pero aquí la historia gira en torno a un personaje masculino. Se trata del primer filme que produce junto a Carlo Ponti, recibiendo la palma de oro en Cannes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario